Sobre las muertes de Almaraz, Torres, Quiroga y Zavaleta

En la vida de los pueblos, cuando determinados sucesos no tienen una explicación coherente y verosímil, surge la tentación de atribuir su origen a una conspiración. Sin embargo, la temprana desaparición de cuatro destacados líderes políticos bolivianos en la segunda mitad del siglo anterior, dos de ellos víctimas de salvajes asesinatos, inevitablemente conduce a pensar en que algún poder omnímodo pudo haber articulado estas prematuras muertes para privar al país del valioso concurso de sus líderes naturales. Por el momento no hay manera de comprobar esto documentalmente, pero vale la pena dejar sentada por lo menos una fundada sospecha.

Sergio Almaraz Paz. Brillante escritor y periodista, defensor insobornable de los recursos naturales. Sus tres libros: Petróleo en Bolivia (1958), El poder y la caída, el estaño en la historia de Bolivia (1967), Réquiem para una república (1969, edición póstuma), además de sus numerosos artículos, conferencias y entrevistas, ejercieron marcada influencia en la formación de la conciencia nacional en medios sindicales, intelectuales e incluso en sectores militares. La nacionalización de los hidrocarburos y la fundición del estaño fueron resultado directo de su constante prédica. Murió internado en una clínica de La Paz siete meses antes de cumplir 40 años (1 de diciembre 1928-11 de mayo 1968). Al parecer la intensidad con la que vivía los problemas del país y la deficiente atención médica hicieron que falleciera a raíz de una úlcera no incurable.

Juan José Torres González. Oficial de extracción humilde, ascendió por méritos propios a general del Ejército. Rompió con la doctrina de la “seguridad nacional” y propugnó una alianza entre obreros, campesinos, estudiantes y militares para encaminar al país en una senda patriótica y progresista. En el gobierno de Alfredo Ovando se desempeñó como comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, cargo del cual fue apartado por presión de los sectores castrenses de derecha. Consumado el golpe contra el propio Ovando, Torres se rebeló y con el apoyo popular multitudinario asumió la presidencia (7 de octubre 1970), siendo derrocado por otro golpe que instauró el gobierno fascista de Banzer (21 de agosto 1971). Exiliado en Argentina fue secuestrado, torturado y asesinado por una banda anticomunista local. Tenía entonces 56 años (5 marzo de 1920-2 de junio 1976).

Marcelo Quiroga Santa Cruz. Escritor, periodista y carismático líder político de notable elocuencia, irreductible defensor de los recursos naturales, los derechos humanos y la democracia. Como diputado entabló juicio de responsabilidades a Barrientos, lo cual le valió desafuero, confinamiento y exilio. Hizo lo propio contra Banzer, lo que significó una sentencia de muerte ejecutada en el asalto a la sede de la COB, acribillado en las graderías del edificio, al parecer fue rematado más tarde en el gran cuartel de Miraflores (cayeron también en esa ocasión Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura). Marcelo tenía 49 años (13 de marzo 1931-17 de julio 1980).

El escritor uruguayo Carlos Martínez Moreno, en una semblanza escrita en 1985, dice no haber conocido seres intelectualmente tan bien dotados y ninguno más talentoso que René Zavaleta Mercado. Su obra abarca libros, ensayos diversos, artículos periodísticos, entrevistas, conferencias, discursos, fragmentos literarios, poesía y otros apuntes. No fue menos importante su trabajo docente y de investigación en universidades del Reino Unido, Francia, Canadá y México, país donde radicó sus últimos años y en el que fue el primer director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), dejando una profunda huella en los estudios sociales. Cuando se aprestaba a cumplir su viejo sueño de retornar a Bolivia, contrajo un mal incurable que acabó con su vida, tenía solo 47 años cumplidos (13 de julio 1937-23 de diciembre 1984).

En vez de dudas se acrecentaron las certezas sobre cuatro vidas ejemplares. ¡Sale y vale!

Carlos Soria Galvarro es periodista.

1 comentario en “Sobre las muertes de Almaraz, Torres, Quiroga y Zavaleta”

  1. Nos arrebataron a aquellos hombres que hicieron historia. Amantes de su patria- pero una mano negra cegó sus vida. Viven y vivirán por siempre en la historia y en nuestras conciencias.

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