Litio, algunas claves del laberinto

Hace más de 30 años en Temario, espacio que conducíamos en Canal 13 TVU, ya nos ocupamos del tema del litio. Parece que fuera ayer. Los entrevistados en aquella ocasión fueron Narciso Cardozo y Justo Zapata, dos reconocidas personalidades del mundo académico.

El primero mostró el gigantesco volumen de este recurso especialmente en el salar de Uyuni y las promisorias perspectivas que en el futuro tendría el litio. Ambas aseveraciones se han confirmado claramente: todos reconocen que Bolivia posee el mayor pedazo de la torta mundial de litio (aunque ello sirve de muy poco para entrar al ruedo de la competencia, como veremos más adelante) y día que pasa se comprueba la utilidad de este metal para las nuevas tecnologías y para el almacenamiento de energía, aspecto vital para sustituir los combustibles fósiles que están llevando a pique al planeta.

A su turno, Justo Zapata desarmó una por una todas las argumentaciones del gobierno de Paz Zamora en sus negociaciones con una transnacional norteamericana que se encargaría de extraer y procesar el litio.

Mencionamos estos antecedentes para demostrar la complejidad del tema y el manejo irresponsable que se viene haciendo de éste. Sorprende la superficialidad y la desinformación que muestran diversos actores, en algunos casos debido a la ignorancia supina, pero en otros se trata de encubrir posturas antinacionales que pretenden vulnerar la política soberana —con sus luces y sus sombras— que estuvo desarrollándose desde 2006. Esto ocurre particularmente en la dirigencia de la ciudad de Potosí, pero esta calificación abarca también a los actuales responsables directos del manejo. ¿Cómo puede entenderse sino que se afirme que la era de la industrialización del litio ha comenzado en enero de 2023 con la firma de un convenio (que no es contrato todavía), mientras dos semanas antes se anunciaba que el carbonato de litio, junto con la urea, marcó una cifra récord entre las exportaciones no tradicionales en 2022 (rubros que figuraron en las estadísticas de exportación desde 2018)?, ¿significa esto que inventando de nuevo la pólvora el actual equipo gobernante niega los avances logrados en más de una década?, ¿será que el afán politiquero predomina también en este campo?, ¿cuánto aportan al esclarecimiento de estos temas, o al contrario, contribuyen a incrementar la confusión y la desinformación sistemática?

Las respuestas del equipo contrario en lugar de explicar y defender los avances conseguidos se dedican a propiciar bloqueos y demandar majaderías, intrigar y enredar más las cosas.

Como si las complicaciones no fueran suficientes, circulan en el ámbito parlamentario tres proyectos de ley cuyos defensores dicen ser propuestas consensuadas y para peor, pende como espada de Damocles un plan de paros y bloqueos para aprobar uno de estos proyectos a como dé lugar. Medidas de presión perentorias comandadas por una dirigencia local de escasa legitimidad y despistada a más no poder, y secundada por un núcleo obnubilado del magisterio (no sería la primera vez que éste asume posiciones retrógradas y se articula con los planes de la derecha).

En este escenario, los peligros que se avizoran son: la posible aprobación de una ley trucha que abra las puertas a las trasnacionales o que haga inviable la gestión empresarial de YLB a través de regalías insostenibles. Nuevas demoras que se suman a las ya ocurridas: la anulación del Decreto 3738 que avalaba las negociaciones con los alemanes, abriéndonos el mercado europeo y la virtual paralización de las labores e iniciativas durante el gobierno de Áñez. Además, la falta de claridad y contundencia del actual Gobierno para dar continuidad a lo avanzado (lo cual no implica descartar la implementación de nuevas tecnologías que funcionen en paralelo).

En este panorama, lo más probable es que sigamos favoreciendo a la competencia, a las transnacionales asentadas en Chile y Argentina, con el riesgo de quedar fuera del escenario a pesar de que nuestros recursos sean mayores que los de esos países. ¿Cómo nos ubicamos en semejante laberinto?

Carlos Soria Galvarro es periodista.