Déficit de cultura democrática

Para encarar la agenda de temas urgentes, salta a la vista que se requiere un manejo sagaz e inteligente de los asuntos políticos.

Al final, muchas fueron las sorpresas. Somos los primeros en reconocer que predominó el pesimismo cuando nos dejarnos llevar por la opinión generalizada expresada en las encuestas y en los medios, de que el ganador de la contienda sería el MAS en primera vuelta, pero con CC pisándole los talones, es decir con la sombra de una segunda vuelta apenas despejada. La sorpresa estuvo en los números, el MAS no solo rebasó el 50%+1 , sino que sacó algo más de 55%, mientras CC quedó con menos de 29%.  Camacho, circunscrito al departamento de Santa Cruz, obtuvo apenas el 14%. Ni sumadas las fuerzas de Mesa y Camacho en una eventual segunda vuelta hubieran alcanzado al binomio Arce-Choquehuanca.

El próximo domingo, 8 de noviembre, se abre una nueva etapa en el proceso de cambios que el país comenzó a vivir desde enero de 2006. Nueva porque la encarnan en lo fundamental nuevos actores, y porque las circunstancias actuales, tanto internas como externas, son harto distintas a las de la etapa anterior. En lo económico, la amenaza de una crisis galopante que podría estallar en un malestar social descontrolado y en una espiral de demandas insatisfechas. En salud, el riesgo de un rebrote de la pandemia del COVID-19 que puede ser peor que la primera oleada. En educación, la inmensa tarea de recuperar en algo el tiempo perdido por la falta de iniciativa y la irresponsabilidad de las autoridades transitorias. Y lo mismo en rubros como medio ambiente, justicia y otros

Con semejante panorama nos asiste el convencimiento de que para encarar la agenda de temas urgentes, salta a la vista que se requiere en primer lugar un manejo inteligente y sagaz de los asuntos políticos, de lo contrario éstos serán una traba que impedirá el encuentro de soluciones.

— En primer lugar, con información abundante y oportuna y con la mediación de instituciones religiosas y de derechos humanos es necesario desactivar los brotes de desacato al resultado de las elecciones, haciendo hincapié en denunciar el comportamiento irresponsable y antidemocrático de ciertos dirigentes políticos que se escudan en instancias pretendidamente “apolíticas” y “cívicas”.

— Dejar de lado iniciativas legislativas de última hora que son pésimas señales que sirven de pretexto para resucitar y reactivar los cantos de sirena hacia militares y policías. Modificar los reglamentos de la Asamblea Legislativa no es tarea de este momento y menos a cargo de una legislatura ya sobradamente caducada.

— Alguna instancia orgánica del MAS tendría que recordarle a Evo Morales que hay nuevas autoridades legítimamente elegidas y su intervención en el campo político debe caracterizarse por la mesura, la sobriedad y la discreción. Definitivamente la rueda de la historia no marcha hacia atrás, es imposible retroceder a los tiempos en los que él tenía todo el poder en sus manos.

En conjunto, los temas planteados hacen parte de una cultura democrática que hay que seguir construyendo en el país. Ni las movilizaciones sediciosas de Santa Cruz con el uso vergonzante de la religión, ni las acciones aparentemente legales pero profundamente ilegítimas, rayanas en la estupidez, de una bancada que ya está fuera de foco, ni las aparatosas actividades del que fuera líder indiscutido del MAS, contribuyen al avance de la cultura democrática.

Ojalá que desde el comienzo mismo de la nueva gestión, Luis Arce, David Choquehuanca y la pléyade de personas jóvenes que los acompañarán, brinden señales positivas en dirección a desarrollar esa cultura. Puede ser la clave del éxito para recuperar los principales logros de un proceso que despertó tan grandes expectativas y a la vez desató masivos desencantos.

*Carlos Soria Galvarro es periodista