18 de octubre: solo dos arribarán a la meta

Para CC, pisar los talones a la opción que va adelante en todas las encuestas e incluso superarla con algunas cifras bajas no le es suficiente.

Cuando faltan exactamente dos semanas para las elecciones, al parecer se impone, otra vez, una tendencia a la polarización. Si no se presenta un cataclismo de última hora, como ha venido ocurriendo en elecciones anteriores, aproximadamente el75% o más del electorado se concentra en solo dos opciones políticas.

La novedad en esta ocasión sería que la diferencia entre una y otra tiende a ser más pequeña, lo cual impide anticipar con claridad un resultado final. En esas condiciones, una victoria del MAS (Arce-Choquehuanca) en primera vuelta suena inverosímil. Obtener más de la mitad de los votos válidos, o arriba del 40% marcando 10 puntos porcentuales de diferencia, no es imposible pero sí es un objetivo meta extremadamente difícil de alcanzar, dadas las cosas que han sucedido.

Para CC (Mesa-Pedraza), pisar los talones a la opción que va adelante en todas las encuestas, e incluso superarla con algunas cifras bajas, no le es suficiente; está mucho más lejos del apetecido 40-10. Por tanto, ir a segunda vuelta, estrenar en Bolivia el “ballotage”, se pinta como altamente probable. Y en ese campo, CC tiene las de ganar, pues arrastraría a toda la votación antiMAS.

Se posesionaría el binomio Mesa-Pedraza, pero con un no pequeño detalle: una Asamblea Legislativa muy difícil de controlar. Por una parte, con aliados que pedirán su jugosa tajada prebendal a cambio de sus votos (repetición de los rasgos más negativos de la “democracia pactada”). Y por otra, una bancada numerosa y aguerrida del MAS que, es de suponer, estará buscando rearticular sus nexos con los movimientos sociales del bloque popular, ojalá sacando las lecciones críticas de su prolongado paso por la gestión gubernamental.

En todo caso, ni los unos ni los otros la tienen fácil. No queremos concluir este intento de “análisis político” sin referirnos a una cuestión que habíamos prometido abordar y que la “bajada” de la candidata Áñez puso al desnudo. “Fueron por lana y volvieron trasquilados” es una forma de presentarlos.

O también esta otra parrafada de origen popular: “Perdieron la soga y la cabra”.

Del eterno candidato que tiene mucha plata pero ningún carisma, ni talento ni principios, todo se podía esperar, no nos ocupamos de él. Nos duele tener que referirnos a una corriente política en la cual tenemos muchos amigos. Arrojando por la borda los gestos, la dignidad y el posicionamiento progresista que viene desde sus ancestros, ni cortos ni perezosos se subieron al carro de los transitorios vencedores de noviembre. Se convirtieron en voceros de la Presidenta-candidata, dejando de lado su alianza con Carlos Mesa. Se hicieron de la vista gorda del talante ultraderechista de sus nuevos aliados y fueron incapaces de reconocerlos ni siquiera por la avidez con la que entraron a tomar el botín de la administración pública. Y así les fue, ahora están en la lona.

Pero hay más. Estos amigos se sumaron a los que quieren instalar en el país una narrativa que mete en una sola bolsa aciertos y desaciertos de los 14 años del proceso de cambio. Para ello tuvieron que “olvidar” los más de cuatro largos años que fueron activos participantes de la alianza con el MAS. Apoyaron a Evo Morales en dos elecciones generales, en la constitución de la Asamblea Constituyente y en el referéndum revocatorio, eventos democráticos totalmente legitimados por observadores internacionales, incluida la sedicente OEA. El afiche oficial de los Sin Miedo para la segunda elección presidencial llamaba a “Consolidar los aciertos” y “Corregir los errores”. La alianza MAS-MSM se rompió—vaya uno a saber por qué— poco antes de las elecciones municipales de 2010. Afortunadamente, en este país no todos pierden la memoria.