Angel Torres sobre Carlos Soria Galvarro

El quehacer intelectivo de Carlos Soria Galvarro Terán funde el periodismo de lid, la investigación y documentación histórica, y el ensayismo literario testimonial, dentro de un contexto filosófico humanista en el que el hombre de principios que es, está siempre presente.

Su formación intelectual responde a la de un exigente autodidacta, no obstante haber realizado estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Mayor de San Andrés, especialidad en Historia (1969-1971), y el Diplomado en Periodismo Avanzado en la Universidad Andina Simón Bolívar (1996), donde obtuvo el título de Especialista en la materia. Su título de Periodista Profesional en Provisión Nacional lo alcanzó con defensa de una tesis (1987) en el marco de la Ley de Profesionalización del Periodista. Todo ello avala con mucho su docentado en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Andrés.

La producción bibliográfica de Soria Galvarro comprende seis títulos, de los que uno, debido a la enormidad temática y documental, lo ha desarrollado en cinco volúmenes, con los que buenamente nos da diez libros. Pero no se trata de que este escritor haya publicado mayor o menor cantidad de libros, sino de los temas de que se ha ocupado y desarrollado, de suyo electrizantes. Desde los éxitos y fracasos en las luchas de los abnegados y valerosos mineros bolivianos al vivaz testimonio personal de la cruenta ocupación de la sede de la Federación de Mineros cuando el golpe de Estado del general García-Meza; como la realista descripción de las penalidades del más de medio centenar de recluidos políticos en la Isla de Coati y posterior novelesca fuga en 1972, durante el primer gobierno del general Banzer; y desde la rigurosa historiación documental de la presencia en Bolivia del legendario Che Guevara a las andanzas en el país y expulsión a Francia del nazi Klaus Barbie-Altmann, a principios del gobierno del Dr. Siles Zuazo.

Profesión de fe

El autor de tantos y tal clase de libros, ciertamente no podía tener tiempo ni motivación para cantarle a la profanada Luna, ni de recoger sus experiencias de niñez en las bucólicas campiñas de Cochabamba.

Nació el 17 de julio de 1944 en la pintoresca Parotani, con su entonces siempre ajetreada estación del ferrocarril que unía a las ciudades del altiplano y el valle. Cursó estudios de primaria entre Quillacollo, San Isidro (en el departamento de Santa Cruz) y La Paz, al vaivén de los modestos empleos contables de su progenitor. En tanto que los de secundaria, en un colegio nocturno de Cochabamba, dado que quedó huérfano de padre antes de cumplir los 13 años.

Como si la dura realidad política nacional le marcara su vocación de apasionado cronista de su tiempo, en el curso de sus primeros ocho años de existencia ocurrieron las matanzas de Caracollo y de Chuspipata (1944), el colgamiento del cadáver del Presidente Villarroel (1946), una cortísima guerra civil (1949) y las jornadas populares de abril de 1952 que terminaron por encumbrar al Movimiento Nacionalista Revolucionario en el poder para un ejercicio que comenzó efectivamente transformador y que concluyó volviendo a fojas cero; pero él no se alista en las juventudes del MNR, como la mayoría de jóvenes de su generación, sino en las del Partido Comunista, donde alcanza las más altas instancias de dirección partidaria dentro de una disciplinada militancia de veinticinco años, entre 1960 a 1985.

Gracias a la información que nos fue posible conocer, la militancia comunista de Soria Galvarro no fue la de un ortodoxo, pero sí abnegada y abierta al conocimiento humanista.

Abandonó su adhesión política tras la frustrada experiencia gubernamental de la Unidad Democrática Popular (UDP), a la que calificó de “completa calamidad”; mas, sin renegar de sus convicciones.

Periodista en las minas

La incursión de Soria Galvarro en la comunicación social se dio en las minas, en el corazón de la minería del estaño, en una forma de salto de los apacibles valles a las culturas andinas, o como retomando la vieja andadura de millares y millares de campesinos que, ante el empobrecimiento de las tierras de labranza y magras cosechas, emprendían el camino de las minas en pos de trabajo y escaso salario, pero seguro para mitigar su hambre de siglos. Entre 1974 y 1976 es redactor del noticioso de Radio “21 de Diciembre”, en Catavi; de donde pasa a Radio “La Voz del Minero”, de Siglo XX, como Jefe de Prensa. Permaneció en las radios mineras hasta la ocupación militar de junio de 1976, que desalojó a las directivas sindicales y se incautó de sus instrumentos de comunicación.

Esas experiencias de trabajo le hicieron caer en la cuenta de que ejercer el periodismo en distritos mineros era como vivir siempre en suspenso, sin saber si mañana continuaría con vida para seguir informando de la dura realidad social de esas zonas; pero no hicieron más que reafirmarle en sus ya arraigadas convicciones.

Ese noviciado de periodista en las minas hizo de él un indignado testigo de la crónica escasez de herramientas y materiales de trabajo minero, y de cómo se mantenía a los mineros y sus familias en calculado régimen de hambre, con pulperías siempre desprovistas de lo necesario; o, cuando había algo, era papa podrida y frutas en conserva, pero con mostradores llenos de centenares de polleras y ataúdes, de lápices y gomitas de borrar importados de Hong Kong, y así otros extremos que tenían los nombres de los negociados. Supo que se privaba de pulpería a los mineros con la finalidad de evitar que sus amas de casa mineras acopiasen productos alimenticios con qué sostener sus hogares durante las huelgas que no podían dejar de ser declaradas.

De comunicador radial a corresponsal y a la TV

En 1978 regresa a la ciudad de La Paz, como quien dijera, al centro del poder político de la nación.

Es Jefe de Prensa en Radio Continental, la emisora de los trabajadores fabriles, cargo que desempeña durante dos años, produciendo en forma paralela el programa Bolivia Minera que se difunde por las ondas de la emisora fabril y el circuito de radios mineras.

En 1979 asume la corresponsalía de O’ Diario de Portugal. El golpe de Estado de 1980 le encuentra en la sede de la Federación de Mineros, cubriendo la información. Es detenido junto a otros bolivianos, trasladado a la ciudadela militar de Miraflores, donde recibe golpizas y vejaciones sistemáticas hasta ser forzado a abandonar el país. En México retoma la corresponsalía del diario lusitano, trabaja como editor en la gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México y luego en un periódico.

Retorna al país clandestinamente poco antes de la recuperación de la democracia. Entre 1982 a 1985 es director de noticias, gerente de producción y programación del Canal 7 Televisión Boliviana, transcurso en que le cupo cubrir la expulsión a Francia del totalitario Klaus Barbie.

Al cesar en el cargo con el acortado régimen del Dr. Siles Zuazo, asume la jefatura de redacción, después, la dirección del periódico Unidad; dos años más tarde pasa a trabajar en la jefatura de redacción del semanario Aquí que fundó el padre Espinal y de allí pasa a ser director de Canal 13 Televisión Universitaria de La Paz.

Docencia universitaria

En 1986 es invitado por la Universidad Técnica de Oruro para dictar las cátedras de Redacción Periodística y Periodismo Gráfico en la Carrera de Comunicación.

Desde 1988 y hasta el presente ejerce la docencia en la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Mayor de San Andrés; participa en seminarios, talleres o es instructor en otras universidades.

Al mismo tiempo publica artículos de fondo en diferentes diarios del país y del exterior.

Ha sido grata experiencia para él trabajar como redactor del “Informe R” y Director Ejecutivo del Centro de Documentación e Información CEDOIN, donde emprendió una vasta tarea de documentación de hechos salientes de la vida nacional.

Su producción bibliográfica

Con la Revolución en las Venas es el título del primer libro de Soria Galvarro, editado en 1980. Se trata de un veraz reporte de la vida social y de las luchas mineras en Siglo XX y Catavi, no sólo por el derecho al trabajo y un justo salario, sino por la libertad sindical. Desarrollado el libro desde la óptica ideológica del autor, a momentos parece encorsetado dentro de la línea política de partido, abundando en citas del pensamiento de Marx, Engels y Lenin. Es un trabajo que necesariamente ha de ser tomado en cuenta cuando se acometa la redacción de una historia integral del movimiento sindical minero del país y en el que ya se atisba al indagador y documentalista que es Soria Galvarro.

¡Vista al Mar…!, con dos ediciones agotadas, es el título del cronológicamente segundo libro de Soria Galvarro que, si alude al caro sentimiento nacional de vindicación de soberanía siquiera de un retazo del Litoral arrebatado en 1879, es sólo contingente, pues constituye un conjunto de testimonios en torno a los cruentos sucesos del 17 de julio de 1980, cuando el general García-Meza se hizo del poder, desarrollados en un estilo de vivaz realismo descriptivo, muy propio de la literatura testimonial.

El tercer libro intitula Barbie-Altmann, de la Gestapo a la Cia, publicado en marzo de 1986, del que al mes hubo de hacerse una segunda edición. Como el título lo anticipa, trátase de las actividades mercantiles y represivas del nazi Barbie-Altmann en Bolivia; sobre todo, la expulsión de éste a Francia, de la que el autor fue excepcional testigo, pues hizo el viaje como periodista de La Paz a Cayena y de allí al país galo, en el mismo avión, logrando la única entrevista con Klaus Barbie.

Entre 1992 a 1996, Soria Galvarro entrega la serie bibliográfica de cinco volúmenes intitulada El Che en Bolivia; que comprende pormenores de la presencia en el país del jefe guerrillero, las incidencias de la prematura campaña en la selva, la captura y victimación del insurgente en una escuelita de La Higuera; la requisa de su diario de campaña, la repartija de la cachimba y su reloj, la entrega a Cuba de las manos cercenadas del Che Guevara; los diarios de campaña de otros guerrilleros y otros materiales rigurosamente documentados, que hacen de Soria Galvarro el historiador boliviano de esa guerrilla.

En 1997, Soria Galvarro entrega dos libros: Coati 1972, relatos de una fuga y Campaña del Che en Bolivia. El primero, editado en abril, es una compilación de relatos testimoniales sobre la organización y fuga de sesentaisiete presos políticos de la Isla de Coati al Perú, el 2 de noviembre de 1972, y posterior exilio a Cuba. El segundo libro apareció en octubre de ese año; es una cuidadosa selección de documentos relativos a la guerrilla del Che Guevara, en cierta forma un resumen didáctico de los cinco libros en materia de que ya dimos cuenta, más un conjunto de nuevos documentos, fotografías y notas esclarecedoras del autor.

Tal la personalidad e importante bibliografía del escritor de la tensión Carlos Soria Galvarro, cuyo homenaje y reconocimiento a su obra de conjunto nos han sido encomendados por la Sociedad Boliviana de Escritores y que cumplimos con satisfacción, no sin dejar volar algo la imaginación, al considerar que cada uno de sus libros ha sido escrito virtualmente al filo de la navaja.

(Palabras del periodista Ángel Torres en el acto de homenaje de la Sociedad Boliviana de Escritores, SOBODE, a Néstor Taboada Terán, Rolando Costa Arduz y Carlos Soria Galvarro. La Paz, 14 de abril de 1999).