Andrés Ibáñez, en el laberinto de los topónimos

Santa Cruz de la Sierra, Cotoca, La Guardia, El Torno y Ayacucho (más conocido como Porongo) conforman las cinco “secciones” (ahora municipios) de la provincia Andrés Ibáñez en el departamento de Santa Cruz, nombre de una destacada figura sobre la cual volveremos más adelante.

Warnes (provincia y municipio a la vez) lleva el nombre de Ignacio Warnes, líder de una de las “republiquetas” que socavaron el poder colonial principalmente mediante la lucha guerrillera o “guerra irregular”, y murió combatiendo en la batalla de El Pari en 1816.

En las cercanías está la provincia Obispo Santiestevan, con sus tres municipios; dos pequeños en población pero más extensos en territorio, Mineros y General Saavedra, y un tercero, Montero, una de las más grandes ciudades intermedias de Bolivia. A Santiestevan se le conoce el mérito de haber impulsado la construcción de la catedral de Santa Cruz. Marceliano Montero, en cambio, fue un militar patriota con un impresionante récord de participación en mil batallas: estuvo con Warnes en El Pari, tomó parte en las batallas que liberaron a Chile, Chacabuco y Maipú, al mando de José de San Martín; estuvo en Junín y Ayacucho con Bolívar y Sucre y también en Ingavi con Ballivián.

Entre los nueve departamentos del territorio boliviano, solo uno lleva el nombre de un prócer, Pando por el general José Manuel Pando (además de una provincia en el departamento de La Paz), y entre las ciudades capitales, también una sola, Sucre, por el mariscal de Ayacucho.

Existen muchos sitios, especialmente municipios o provincias, que llevan nombres de próceres locales, sean personajes destacados en acciones bélicas y en otros, por el simple hecho de haber ocupado altos cargos en la estructura del Estado, como son los casos de Tomás Barrón y Pantaleón Dalence en Oruro, y Rafael Bustillo y Enrique Baldivieso en Potosí. Muchos de estos espacios conservan sus nombres originarios, en especial en el área aymara: Achumani, Kantutani, Parotani, Pairumani, etc. Otros resultan combinaciones variadas, por ejemplo la provincia Murillo en el departamento de La Paz, conformada por los municipios de La Paz (ciudad), Mecapaca, Palca, Achocalla, Laja y El Alto. Por cierto, los nombres de los jefes guerrilleros y personajes destacados de la independencia ocupan lugares prominentes en provincias y municipios. Ahí están, entre otros, Padilla, Azurduy, Camargo, Zudáñez, Muñecas, Méndez, Esteban Arze. Por supuesto hay varios nombres de presidentes, como Velasco, Saavedra, Linares, Ballivián, Campero, Aniceto Arce, Hernando Siles, Villarroel… y ni qué se diga numerosos nombres de origen religioso, como Trinidad, San Ramón, San Miguel, San José, Santa Ana, San Lucas, San Benito, Santa Rosa, San Carlos, San Javier y otros.

Hay una continuidad histórica: Tiawanaku, Kollasuyo, Nueva Toledo, Charcas, Bolivia. El lugar es el mismo, lo que cambian son los nombres, los topónimos que se van forjando a veces en largos periodos de tiempo, gracias a transformaciones profundas que ocurren en su seno y según también las cambiantes miradas de cada época. Extendiendo el análisis a sitios más reducidos como barrios, comunidades, plazas, calles, avenidas, lagos, ríos, montañas y otros accidentes geográficos, nos encontramos con un laberinto de miles de nombres. En tal sentido, la toponimia viene a ser una disciplina que investiga el origen, significado y tratamiento de los nombres geográficos, pero dejemos ese asunto a los especialistas. Solo queríamos destacar el notable peso simbólico que Andrés Ibáñez puede asumir en los próximos debates.

Un par de interrogantes para cerrar: ¿el personaje es un precursor del federalismo como afirman unos, o de la igualdad social como sostienen otros? ¿Son incompatibles las dos propuestas? Me siento obligado a volver sobre el tema, pero eso será el próximo año ¡hasta entonces pues y… Felices Fiestas!

Carlos Soria Galvarro es periodista.